El 27 de agosto del pasado año 2023, en el Carmelo de La Aldehuela, entregaba santamente su alma a Dios la madre Mª Reyes del Corazón de Jesús, una de las más queridas hijas de santa Maravillas de Jesús, después de casi tres años de penosa enfermedad.
Para quienes se hayan acercado a los distintos libros que se han escrito sobre la Madre Maravillas, les resultará familiar el nombre de la «hermana Mª Reyes», ya que durante más de dieciocho años vivió con la santa en los Carmelos de Arenas de San Pedro y La Aldehuela, sin separarse de ella, siendo, además, su enfermera.
Pero ¿quién era la hermana Mª Reyes?
Nació en Sevilla en 1938, hija de don Manuel Medina y doña Narcisa Rojas, que era dirigida del padre Alfonso Torres, s.j. y gran amiga de santa Maravillas. Ina, como todos la llamaban, conocía desde los siete años a la Madre Maravillas y sus fundaciones. En 1956, a los diecisiete años, ingresó en el Carmelo de Arenas de San Pedro, donde era priora la santa. Desde sus comienzos en la vida religiosa, se entregó de veras al Señor. La Madre la apreciaba grandemente, y en muchas de sus cartas habla de ella como de una verdadera carmelita, llena de espíritu y virtudes: «La hermana Mª Reyes recibe todo con una profundidad y sentido superior a sus años»; «este encanto de criatura no puede estar más contenta ni encajada; que parece que lleva toda la vida en el convento»; «un verdadero regalo del cielo»; «la hermana Mª Reyes va recta, recta al Señor. ¡Cómo le ha dotado Él, y cómo corresponde ella, qué delicadeza en todo!».
En 1961, recién hecha su profesión solemne, se trasladó con santa Maravillas y el resto de las fundadoras al nuevo Carmelo de La Aldehuela, en Getafe. Aquí desempeñó los oficios de ayudante del noviciado, y más adelante maestra de novicias. Además fue enfermera de la comunidad, desviviéndose
por las hermanas enfermas y ancianas con gran entrega, y siempre amable y sonriente.
A medida que pasaban los años, la salud de santa Maravillas fue deteriorándose, y necesitaba más atenciones. Por eso, la joven enfermera pasaba largos ratos acompañándola, aliviándola y derrochando cariño y abnegación. Aprovechando esas horas, interrogaba a la santa sobre su infancia, juventud,
vocación, e infinidad de detalles sobre su vida religiosa y fundaciones. También fue la especial promotora de recoger los últimos dichos y hechos de la Madre en el Diario de la enfermedad y muerte de nuestra Madre Maravillas. Gracias a su constancia, han llegado hasta nosotros recuerdos y anécdotas que resultaron muy valiosos para conocer mejor a la Madre y para su posterior Causa de Canonización.
El 11 de diciembre de 1974 moría en el Carmelo de La Aldehuela la Madre Maravillas. En aquel momento, situada junto al cuerpo ya sin vida de la Santa, fue la hermana Mª Reyes quien cerró sus ojos, por indicación de la madre supriora, Dolores de Jesús.
Ante la «ola de devoción» que siguió al fallecimiento de la santa, la madre Dolores, que la sucedió como priora, aconsejada por sus superiores, en febrero de 1975 hubo de comenzar las diligencias para la apertura de la Causa de Beatificación y Canonización. La comunidad entera se vio envuelta en esta
empresa extraordinaria. En estrecha colaboración con el Carmelo del Cerro de los Ángeles, donde se imprimieron durante varios años el boletín y estampas de santa Maravillas, la hermana Mª Reyes trabajó lo indecible en la recogida de documentos, copia de escritos, confección de reliquias, coordinando además los envíos de estampas, boletines, libros, etc., y atendiendo a las peticiones de los cada vez más numerosos devotos. Fue uno de los principales testigos del Proceso. De su declaración, de ciento dos horas, afirmaron los censores teólogos: «Además de imprescindible, su testimonio es precioso».
Elegida priora de la comunidad de La Aldehuela desde 1987 a 2021, continuó con entusiasmo y gran confianza en Dios el Proceso de Canonización y los trabajos iniciados en 1975. Dio un grandísimo impulso a la Causa, primero ayudando muy eficazmente al padre carmelita descalzo Simeón de la
Sagrada Familia, postulador de la Orden del Carmen, que siempre encontró en ella una colaboradora incondicional. Después, con la publicación de libros, estampas, boletines, y alentando todo movimiento de devoción a la Madre Maravillas. Impulsó y apoyó numerosas obras, como la erección de las primeras parroquias dedicadas a ella en Getafe, Malabo (Guinea Ecuatorial) y Madrid; la construcción de la escuela «Santa Maravillas» en la misión carmelitana de Bukawu (República Democrática del Congo); la capilla de la Santa en la catedral de La Almudena, en Madrid; y una larga lista de realizaciones, imposible de enumerar. El 4 de mayo de 2003, día de la canonización de la Madre Maravillas, fue uno de los más felices de su vida.
Alma grande, generosa y de sólidas virtudes, fue una verdadera madre para sus hijas de La Aldehuela y para muchas otras monjas que la tenían como consejera; todos cuantos se acercaban a ella, pidiendo ayuda de cualquier tipo, cabían en su corazón. A su muerte se recibieron en el Monasterio de La
Aldehuela conmovedores y numerosos testimonios, en muchos de los cuales destacaban su profunda vinculación a santa Maravillas.
A todos ellos nos unimos, dando gracias al Señor por la vida, tan plena y tan colmada, de la madre Mª Reyes del Corazón de Jesús, que, con amor, veneración y perseverancia verdaderamente admirable no ahorró esfuerzos ni trabajos por dar a conocer en la Iglesia a esta hija preclara del Carmelo Descalzo, para gloria de Dios y aprovechamiento de las almas