I CENTENARIO DE LA PRIMERA PIEDRA DEL CARMELO DEL CERRO DE LOS ÁNGELES
«NADIE PUEDE PONER OTRO FUNDAMENTO QUE EL QUE HA SIDO PUESTO: CRISTO JESÚS»
Estas palabras del apóstol san Pablo a los corintios fueron grabadas en una enorme piedra de granito destinada a ser la primera piedra del Carmelo del Cerro de los Ángeles. La ceremonia de bendición y colocación de esta piedra tuvo lugar en la tarde del 12 de abril de 1925, hace ahora cien años, ante una numerosa muchedumbre congregada en el Cerro, junto al monumento al Sagrado
Corazón.
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«Que este Carmelo sea tal cual Él lo quiere» 12 abril 1925 – Primera Piedra del Carmelo del Cerro de los Ángeles |
Era el domingo de Pascua de Resurrección. Santa Maravillas y su comunidad del Cerro, instaladas mientras duraban las obras en una casa provisional del vecino pueblo de Getafe, vivieron con intensa emoción este día, que marcaba el inicio de la construcción del nuevo monasterio.
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ASPECTO DEL CERRO EL DÍA DE LA BENDICIÓN Y COLOCACIÓN DE LA PRIMERA PIEDRA |
La prensa nacional –en particular el periódico El Debate–, se hizo eco de la ceremonia, a la que asistió, en representación del rey Alfonso XIII, la popular infanta Isabel de Borbón. Presidió el acto el señor obispo de Madrid-Alcalá, don Leopoldo Eijo y Garay, que, entre otras cosas, y aludiendo a las carmelitas que en el futuro habitarían el Monasterio, señaló: «Solo el corazón transverberado de
Teresa de Jesús, que palpita en el de sus hijas, es el que puede representar dignamente el corazón de España, para acompañar en la soledad del Cerro al Corazón de Jesús. Corazones vivos y palpitantes, granos de incienso que se quemarán día y noche ante el Rey de reyes para perfumar desde allí el ambiente de la patria».
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VISTA GENERAL DE LA BENDICIÓN DE LA PRIMERA PIEDRA. EN EL CENTRO DE LA FOTOGRAFÍA SE DISTINGUE A LA PEQUEÑA TERESICA ORIOL Y URQUIJO, CON EL TRAJE DE PRIMERA COMUNIÓN. |
Después, don Leopoldo fue explicando la historia del proyecto del nuevo monasterio y el entusiasmo que había despertado en España.
La bendición de la primera piedra, las palabras del obispo y el artículo de El Debate, han sido ya narradas ampliamente en algunas de las obras que sobre Santa Maravillas se han escrito, sobre todo en Si tú le dejas y en Lámpara viva. Por ello queremos ahora detenernos en varios detalles de ese día hasta el momento desconocidos.
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PRIMITIVA CUSTODIA DEL CARMELO DEL CERRO, DISEÑADA CON LOS ÁNGELES Y EL ESCUDO DEL CARMELO DESCALZO. EN ELLA SE EMPLEARON PARTE DE LAS JOYAS QUE REGALÓ GENEROSAMENTE DOÑA CATALINA A AQUEL MONASTERIO |
¿CÓMO VIVIÓ SANTA MARAVILLAS AQUEL 12 DE ABRIL?
La entonces Hermana Maravillas y el resto de la comunidad no asistieron al Cerro. Desde su retiro acompañaron con la oración a los allí presentes. En aquella jornada cargada de emociones se comenzaba a hacer realidad el deseo que el Corazón de Jesús le había manifestado en junio de 1923:
«Aquí quiero que tú y esas otras almas escogidas de mi Corazón me hagáis una casa en que tenga mis delicias. Mi Corazón necesita ser consolado, y este carmelo quiero que sea el bálsamo que cure las heridas que me abren los pecadores».
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RECORDATORIO DE LA PRIMERA COMUNIÓN DE TERESICA, QUE CONSERVÓ SANTA MARAVILLAS ENTRE SUS ESTAMPAS. EN LA PARTE SUPERIOR, SE APRECIA LA CAPILLA DE LA CASITA DE GETAFE CON EL SANTÍSIMO EXPUESTO; Y EN LA PARTE INFERIOR, EL PEBETERO REGALO DE LA FAMILIA ORIOL URQUIJO COMO RECUERDO DE ESE DÍA |
Entre los asistentes a la bendición y colocación de la primera piedra se encontraba doña Catalina Urquijo de Oriol con toda su familia. Esta señora, además de muy amante de santa Teresa, era muy amiga desde hacía años de Maravillas Pidal, y fue una gran bienhechora del Carmelo del Cerro. Su esposo, don José Luis Oriol, ayudó enormemente como arquitecto en la construcción del monasterio y la iglesia. Doña Catalina escribió un diario que nos aporta algunos preciosos e inéditos datos: una de sus hijas, Teresica, recibió su primera Comunión, en la mañana de aquel 12 de abril de 1925, en la pequeña y pobre capilla de la casita de Getafe, con la presencia de las carmelitas, que desde la clausura asistieron a la santa Misa.
Doña Catalina escribió:
«Teníamos en casa preparado un pebetero de plata, copia del que en Salamanca se conserva en el Carmelo, del tiempo de las primitivas de la Reforma, para regalar a las carmelitas del Cerro, a fin de que conservasen vivo el recuerdo de esta familia. Quiso el Señor que no entregara antes este regalo, como se había pensado, y que llegara la fiesta del 12 de abril, en cuya fecha se había
determinado que Teresica recibiera su primera Comunión de manos del padre Torres, en el Carmelo de Getafe. […] Fue entregado el regalito la víspera de esta fiesta, causando gran gozo y entusiasmo en nuestras queridas carmelitas».
Después de la Misa, el Santísimo quedó expuesto en la pequeña capilla, en la custodia (regalo también de doña Catalina), hasta el final del día, en que el señor Obispo de Madrid, concluida la bendición de la primera piedra en el Cerro, bajaría hasta la casita de Getafe para hacer la reserva y visitar a las monjas. Sigue escribiendo doña Catalina:
«Después de esa primera Comunión, en cierto modo, privilegiada de Teresica, y de esa fiesta íntima de todos los corazones, aquella pobrecica y celestial capillita del Carmelo de Getafe, con el Señor en su trono, rodeado de flores blancas que hasta rodeaban la reja del coro, como si se celebrara fiesta de esposa del Señor, la familia con el padre Torres estuvimos en el pequeño locutorio con las monjas.
[…]. Pasó la mañana y llegó la tarde. Fue la de la primera piedra una fiesta esencialmente cristiana, popular y, hasta pudiera decirse, evangélica. Eran las gentes moviéndose en un ambiente de devoción inconsciente pero dominadora, sobre todo, en los corazones de los sencillos, fuesen ricos o pobres.
El señor obispo se revistió, adelantándose hacia la infanta Isabel, que ostentaba la representación de Su Majestad el Rey. En su reclinatorio había dos ramos que formaban la bandera española. El oro entregó el señor Belda; el rojo, Teresica con una banderita y escudo de España, que debían ser colocados dentro de la caja, bajo la primera piedra. Y simbolizando que hoy día, España se esconde en el “fundamento único y verdadero”, ya que “otro no será puesto…; y es Cristo Jesús.”
Se rezaron las letanías, el “Veni Creator”, y la piedra cayó solemne, suave y precisa. Fue un éxito y, eso sí, una satisfacción para José Luis. El gentío enorme se removió y fue diseminándose.
Pocos momentos después había invadido el Monumento».
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RESEÑA DE EL DEBATE. EN LA FOTOGRAFÍA, EL SEGUNDO EMPEZANDO POR LA DERECHA, EL SEÑOR OBISPO DE MADRID, DON LEOPOLDO EIJO Y GARAY, Y LA INFANTA ISABEL DE BORBÓN, EN LA BENDICIÓN DE LA PRIMERA PIEDRA DEL CARMELO DEL CERRO. LA ACOMPAÑABAN ALGUNAS DE SUS DAMAS, UNA DE LAS CUALES ERA MARGARITA BERTRÁN DE LIS Y GUROWSKI, HERMANA DE VICENTE, CUÑADO DE SANTA MARAVILLAS. |
Mucha gente de la que había asistido a la ceremonia del Cerro bajó luego a Getafe a saludar a las monjas. Bajó Don Leopoldo a reservar el Santísimo. Su rostro reflejaba una santa ilusión al ver el proyecto ya en marcha. Bajó también la piadosa infanta Isabel de Borbón acompañada de sus damas, y bajaron otras muchas personas amigas del Carmelo. Santa Maravillas, que había pasado aquella jornada acompañando al Señor en la custodia, no cabía en sí de gozo. Allí, en aquella casita, era todo tan humilde, tan oculto, tan pequeño…, y al mismo tiempo tan grande y tan hermoso. ¿Qué sentimientos pasarían por su corazón? Ella no los dejó escritos entonces, pero posiblemente serían semejantes a los que, años después, escribió sobre lo que deseaba que fuera aquel Carmelo para el Corazón de Cristo: «Que en escondido fuese la “lámpara viva” que en unión de María acompañase a su divino Hijo. Que la “lamparita” arda siempre, con una llama muy pura, que sea la llamarada inmensa de un volcán de amor (humilde, sacrificado, silencioso) al Corazón ardentísimo de nuestro Rey y Rey de España». «Y que las presentes y las venideras se abrasen, pero de verdad, en su santo amor y obtengan esta gracia para muchas otras almas».