El pasado 8 de agosto descansó en el Señor el cardenal argentino Estanislao Esteban Karlic, arzobispo emérito de Paraná, después de una larga y fecunda vida al servicio de Dios y de la Iglesia. El papa León XIV, que lo trató y apreciaba mucho, dirigió un telegrama a la Iglesia argentina, tras su fallecimiento, en el que entre otras cosas afirmaba:

«Recuerdo con estima a este abnegado e íntegro pastor que, durante largos años y con gran fidelidad, entregó su vida al servicio de Dios y de la Iglesia, llevando la luz del Evangelio a diversos ámbitos de la vida y la cultura».

Y agradeciendo a Dios «su vida de fe y su profundo amor a la Iglesia», aseguró sus oraciones por el eterno descanso de su alma.

Entre los muchos trabajos y servicios que monseñor Karlic realizó en la Archidiócesis de Paraná hay uno que seguramente será desconocido para la mayoría de los devotos de Santa Maravillas: fue él quien, el 17 de agosto de 1999, en el Arzobispado de Paraná, abrió el Proceso sobre el presunto milagro del pequeño Manuel Vilar, y quien lo concluyó el 6 de noviembre de ese mismo año. Este milagro, atribuido a la intercesión de la entonces Beata Maravillas, ocurrió el 20 de julio de 1998 en Nogoyá, localidad perteneciente a la Archidiócesis de Paraná, regida entonces por monseñor Karlic.

La ayuda inestimable y el apoyo de monseñor Karlic en esta última etapa del proceso de la Madre, fueron extraordinarios. Entre los años 1999 y 2003 fue constante la relación entre él y el carmelita descalzo padre Simeón de la Sagrada Familia, postulador de la Causa. El 4 de mayo de 2003, invitado por las carmelitas descalzas de La Aldehuela, asistió en Madrid a la solemne ceremonia de canonización y al día siguiente visitó el Carmelo de La Aldehuela para venerar el sepulcro de la nueva santa, y encomendarse a su intercesión. Después saludó a la comunidad, y dejó escritas en el libro de firmas unas hermosas palabras:

Autografo Monseñor Karlic

El conocimiento y contacto con la Madre Maravillas fue para monseñor Karlic «una gracia particular», según sus propias palabras; y en las varias cartas llenas de afecto que dirigió a las carmelitas de La Aldehuela las animaba, entre otras cosas, a «imitar a la gran santa que Él les regaló, y extiendan por todo el mundo el Evangelio que ella predicó con su vida». «Pido al Señor que las haga santas, muy santas, pronto santas a todas y cada una de ustedes, que tienen la gracia enorme de ser herederas directas de la santidad de la Madre Maravillas».

Desde estas líneas agradecemos a Dios el don de la vida entregada de monseñor Karlic, todo  el bien que hizo y sus trabajos en favor de la Iglesia. Que haya podido ya escuchar aquellas palabras de invitación de Él: «Siervo bueno y fiel, pasa al banquete de tu Señor».

En las imágenes, varios momentos de la sesión de clausura del Proceso del milagro de Manuel Vilar, en noviembre de 1999, presidida por Mons. Karlic. Aparecen, entre otros, el postulador, P. Simeón de la Sagrada Familia, ocd, y Manuel Vilar con su familia.